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¿Otra vez mirando al techo después de un duro día de trabajo? Incorporar una rutina nocturna que repitas tan a menudo como puedas, ayudará a tu cuerpo y a tu mente a relajarse.

Los buenos hábitos hacen buenas personas

Las investigaciones demuestran que seguir una rutina estricta de sueño ayuda a la calidad del mismo, pero también ayuda a entrenar al cerebro para que le dé sueño, cuando es la hora de irse a la cama. ¿A qué hora? Eso depende de ti.

Así que, primero determina qué hora es la mejor para ti. Y luego, mantén el ritmo. Sé constante. Crea hábitos. Entonces tu cerebro te ayudará.

Aquí tienes otros consejos para ti.

Sugerencia 1: Déle prioridad a usted

Te mereces ser feliz y estar sano, seas quien seas. Mucha gente no se da cuenta de ello. Tienden a corregir sus propios "defectos" trabajando ferozmente para complacer a los demás. O sienten esta obligación moral de dar y dar y nunca dejar de dar.

No seas esa persona.

¿Quieres estar ahí para tu familia, amigos y colegas? Escucha a Oprah. Le dice a todo el mundo que "llene su copa". Sólo si te cuidas primero a ti mismo, tendrás suficiente para dar a los demás.

Y en esa línea de pensamiento, es importante darse cuenta de que el mejor "tiempo para mí" es el sueño. El sueño es lo más importante para energizarse, recuperarse y ayudar a prevenir una serie de trastornos desagradables como la diabetes y la depresión. Bastante significativo, ¿verdad?

Así que ponte en primer lugar y permítete este valioso tiempo para relajarte.

Un hombre se relaja tumbado en una piscina

Consejo 2: Piensa en todas las cosas que te relajan

¿Qué hace que tu cabeza se relaje? ¿Qué hace que tu corazón baje un par de pulsaciones? ¿Las velas? ¿La música clásica? ¿Dibujar? ¿La lectura? Piensa en las actividades que más te calman.

Éstas son las actividades que puede querer realizar, más tarde, por la noche. La frecuencia cardíaca normal mientras se duerme suele ser de entre 40 y 50 latidos por minuto. Esto es sorprendentemente más bajo que la frecuencia cardíaca típica de los adultos durante el día, que es de 60 a 100 latidos por minuto.

En pocas palabras: hazle un favor a tu corazón y ayúdale a bajar las pulsaciones antes de irte a la cama. Una buena forma de hacerlo es concentrarse en la respiración. Prueba técnicas de respiración como la respiración en caja o la respiración de limpieza. También puedes intentar inspirar y espirar larga y profundamente, y aguantar la respiración durante uno o dos segundos.

¿Los pensamientos preocupantes aparecen sin invitación? Prueba con técnicas de atención plena, como considerar esas preocupaciones como coches que pasan por delante y que no tienen nada que ver contigo. O escríbalos, para que esos pensamientos tengan otro lugar donde pasar la noche. Preocúpate de ellos más tarde.

¿Has hecho sitio en tu cabeza? Vuelve a la casilla de salida y llénala de cosas que te calmen y tranquilicen. Recuerda que te mereces todo lo bueno.

Consejo 3: Centrarse en el presente

Guarda ese teléfono. La gente consulta su teléfono unas 260 veces al día. Tu teléfono te alimenta constantemente con información, lo que no te ayudará a relajarte.

Además, los teléfonos y otros dispositivos como las tabletas emiten luz azul. Esa luz azul engaña a tu cerebro haciéndole creer que es de día. En consecuencia, tu cerebro no produce melatonina, la hormona que necesitas para tener sueño. Así que intenta guardar el teléfono por la noche, al menos 30 minutos antes de irte a la cama.

Una mujer dormida en la cama junto a su teléfono en la mesita de noche

Consejo 4: Repetir

Una rutina ayuda. Todos los días después del trabajo, o después de algunas tareas o actividades nocturnas, haz lo mismo. Tu cuerpo aprende a responder a este ritmo.

Guarda tus aparatos a tiempo, cada noche. Céntrate en ti mismo, a diario, y en lo que quieres experimentar y lograr.

Le garantizamos que podrá relajarse y desconectar.

Arjan van Rooijen